En un día como cualquier otro, me sucedió algo que me dejo pensando en los paradigmas de la vida.

Un familiar que no voy a mencionar me llamo y lo raro de todo, es que creo que nunca me había llamado por teléfono, el escuchar su vos me pareció tan extraño como intrigante, se tomó la molestia de llamarme a mí y solo a mí para contarme algo muy importante para ella.

Me saludo y me dijo que me quería, y que estaba orgullosa de mí, me quede sorprendido ya que creo que en la vida habíamos hablado, seguí escuchando lo que tenía que decir y me dijo “Ya no soporto esta vida que me ha tocado, te estoy llamando para despedirme” me quede en silencio no sabía que decir, nunca me lo hubiera esperado. Después de quedarme un poco en silencio decidí hablar y decirle que no lo hiciera que había mucho por que vivir, que esa no era la solución.

Para cerrar esto ella decidió no hacerlo, supongo que no tuvo el valor o que mis palabras le ayudaron, tal vez solo quería hablar con alguien.

Después de eso me quede pensando en los motivos que tenía para seguir viviendo y me di cuenta que tenía muy pocos o casi nada, y es que cuando has perdido lo que más has amado en tu vida, vale la pena seguir viviendo?

Y es que nos pasamos la vida luchando, tratando de mejorar la vida de nuestros seres queridos pero cuando esos seres queridos ya no están, que nos toca hacer?  Ya no hay motivos, ¿para que luchar?